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Bienestar

La mente y las conversaciones con el alma

Olga Gulati

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Por estos días he compartido en nuestras historias de instagram ideas acerca de nuestra relación con el ego-mente y algo que llamo conversaciones con el alma. El tema de las conversaciones con el alma no es algo que yo haya creado. Es una herramienta milenaria que ha sido y sigue siendo transmitida entre los seres humanos. Conocí la herramienta en uno de mis procesos de coaching cuando mi guía que me indicó que parte de mi proceso debería ser conversar con mi alma, y pues así lo he hecho. 

Hoy les voy a compartir más detalles acerca de qué se tratan estas famosas conversaciones con el alma y les voy a contar en mi caso particular cómo las aplico y desarrollo. Mi método no es el único, es el que yo he descifrado con la ayuda de mi guía. 

Se preguntaran ustedes y bueno, para qué eso de conversar con el alma?

Los seres humanos estamos compuestos de varias dimensiones, entre esas la mente-ego, el alma y el cuerpo. Cada una de estas dimensiones comprende muchas más, sin embargo hoy vamos hablar desde esta perspectiva un poco más general. 

En términos de nuestro entendimiento del mundo, sucede algo muy particular y es que por la manera en que nos han educado, hemos crecido con una visión parcial o limitada de la mente separada de nuestra alma.  No me mal-entiendan, nuestra mente es brillante y gracias a ella podemos ser funcionales en este planeta, sin embargo nuestra mente no es nuestra verdad.  

En esencia, los seres humanos somos energía, somos seres de luz que tenemos como cualidades la fé infinita, el amor, la paz, la felicidad y la abundancia, pero parte de estas cualidades han entrado a un segundo plano pues hemos construido identidades exclusivamente desde la mente. 

Nuestra mente es la instancia de nuestra psiquis en la cual construimos definiciones del mundo y de cómo debemos relacionarnos con él. Es nuestro procesador de palabras y dador de significado. La mente es moldeable y se llena con la información que nos entregan nuestros padres, familia, amigos y en general todo el contexto cultural. Si de niños nos dicen que hay que trabajar duro para ser próspero pues nuestra mente registra esta información, y si no la pasamos por el filtro del alma, pues se queda como una idea fija a la cual le damos tanto poder que queda en la categoría de la “verdad”. Desde la psicología podríamos hablar también de creencias madre (core beliefs). Es así como en la mayoría de los casos construimos toda nuestra visión del mundo, con un tinte fuerte de juicio. Comer esto es bueno, comer lo otro es malo, decir la verdad es bueno, sentir emociones es malo, mostrarse fuerte es bueno, ser débil es malo, etc. Así la lista sigue y es interminable.  

Desde estos juicios cuando nos suceden cosas evaluamos según lo que ha registrado la mente a lo largo de la vida.  Cuando encontramos el juicio que le corresponde a la experiencia vivida se genera una emoción.  Si el juicio fue que lo que sucedió era malo, pues sentimos emociones de tristeza, incomodidad, vacío, y así.  Sentir estas emociones dolorosas es normal y humano, pero a lo mejor, en muchos de los casos es innecesario sentir tanto dolor si pensamos que nuestra mente podría estar programada de manera más amorosa.  Es así como nos relacionamos con nuestra mente. Le creemos todo y le creemos a todos los juicios que hemos puesto allí. 

En que trabajo ando entonces? Que es lo que les propongo que hagamos? 

Hacer la elección de integrar todos los días nuestra alma a nuestra experiencia. Volver a escucharla. Rendirnos ante la vida y darle a la mente una inyección de visión de alma para que nuestras interpretaciones del mundo sean más amorosas y sanadoras. 

Cómo? pues conversando con el alma. 

De qué manera lo hago?

Lo primero y más importante es el compromiso. Seguro que si llevamos toda una vida sin conversar con el alma y un día decidimos hacerlo ella estará ahí, dios siempre está esperando. Lo que si vamos a notar, es que entre más sea una práctica que hace parte de la rutina, más afinamos el oído y la intuición y más clara se hace la diferencia entre la voz del alma y la de la mente. 

El primer paso entonces, antes de conversar con el alma, es conversar con la mente. El contexto ideal es la meditación. Decirle a le mente que queremos vivir en armonía con cuerpo y alma es un buen comienzo. Podemos empezar por decirle a nuestra mente: Linda, a partir de ahora quiero que las tres (alma, mente y cuerpo) seamos amigas o amigos. Yo lo digo en femenino para hacerlo más personal a mi caso, pues por que soy mujer, jeje. Así también me lo enseñó mi guía y para mí ha tenido mucho sentido. 

Luego hay que darse tiempo de respirar y simplemente estar ahí, notar cómo funciona la mente, qué tan rápido va. Estar con ella, no luchar con ella, darle tiempo para que haga su cosa y luego empezar a guiarla para que se aquiete un poco. Para mí es un poco como cuando mi hija llega a un lugar nuevo y se pone muy activa. Juno corre, salta, hace mil preguntas pero luego ya se calma un poco. Así trato de ver a mi mente, como una niña que necesita moverse pero que luego está esperando un poco a que yo le dé mi guía. 

Cuando ya hemos logrado estar en unión con nosotros, con la mente, empezamos a preguntarle cosas a nuestra alma, literalmente así: Querida alma, me podrías hablar un poco acerca de por qué ha llegado esta situación a mi vida?  Este es un ejemplo general. Es útil hacer preguntas muy muy específicas cuando hasta ahora estamos comenzando.  Lo que yo hago, es que me voy tomando pausas en mi meditación-conversación con el alma para escribir las respuestas que me llegan en un cuaderno. Si la respecta la siento tensa y con juicio, ya sé que vino de la mente, entonces vuelvo a intentar. 

Las respuestas del alma generalmente son concretas, suaves, claras y se sienten bien amorosas o neutras. No generan miedo o ansiedad, o incluso pueden proveer un momento de iluminación, un Ajá!!! que nos hace sentir que por fin hemos entendido algo de verdad. No hay euforia en el proceso, es más como un sentimiento de paz. 

Este ejercicio lo hago justamente como una forma de darle voz a mi verdadera esencia en mi vida. Para conocer de verdad quien soy con el ánimo de construir una nueva identidad que no tenga tantos apegos. Lo hago por que me genera paz, por que me ayuda a avanzar y por que estoy convencida de que así puedo seguir ayudando aún mejor a mis guiados. 

Tengo el convencimiento de que cuando nos conocemos mejor, crece de manera contundente nuestra capacidad para sanar.  

Por eso me parece tan bella la oportunidad de conocer el cuerpo a través del ejercicio y la alimentación y la mente y el alma por medio de la escritura, la meditación y estas conversaciones con el alma que traen más riqueza a nuestra perspectiva. 

Espero esto haya sido útil. Si tienes preguntas o comentarios me encantaría oírlos. 

Gracias por leer, sé que hoy estuvo más largo de lo normal. 

un gran beso

Olga